No hay duda ni posibilidad de ello pues lo que tienes dentro es lo que va salir fuera. Como te sientes por dentro así vas a hacer y dar por fuera.
Lo peor no es verte y sentirte inferior es lo que sufres con ello, pues la envidia, los celos, la rabia de no ser como el que tú quieres ser, te lleva a un sufrimiento continuo, tanto despierto como cuando duermes, cuando estás acompañado o solo, es una fábrica de sufrimiento que te va llenando todo el interior, y se por mí mismo, que la gente que fabrica sufrimiento, quiere sufrimiento para casi todos seres vivos.
La gente que sufre quiere que su entorno sufra, pues esa baja autoestima genera mucho sufrimiento y uno lo envasa dentro de uno y quieres vender o dárselo a los demás.
A mí como a toda esta manera de vida me mantuvo en vilo y en ese pozo sin fondo durante años y años.
Yo no sabía la respuesta ni cómo salir de ese laberinto y de vez en cuando veía alguien que no vivía así, que no le pasaba eso, para mí era muy difícil estar en contacto y al lado con gente así, me costaba mucho estar a su lado y coger confianza, con la gente que si tenían confianza en sí mismos y se amaban, lo de la palabra amar la pronunció hoy, por aquella época la palabra amar se la oía al cura que decía Dios es tan bueno que ama a todos, pero solo ahí, no lo entienda bien esa palabra pues yo no me amaba a mí mismo.
No podía estar mucho tiempo con esas personas con esa actitud, pues allí donde veía amor me alejaba de ellos no vibraba con ellos, así pasaban años y años en ese estado.
Sabía que había muchas cosas que tenía que cambiar, pero creía que eran ramalazos o pensamientos, pero nunca una decisión clara y fuerte de que tenía que cambiar, y como que ya disfrutaba tratándome así de mal y sufriendo. Si alguien se dormía le vendía mercancía del sufrimiento.
Después de mucho tiempo me di cuenta de que algo o alguna fórmula tenía que haber y aprender, pero como lo de pagar ni hablar de ello y lo de los libros imposible, pues ni sabía leer, ni quería perder el tiempo en libros, tampoco estaba preparado para pagar por ello. No quería pagar para que alguien me enseñará a aprender a no sufrir. Me di cuenta y sabía que por mí solo no iba a ser capaz de dejar esa vida.
En es darme cuenta que sufres, y que hay otra vida que se llama felicidad empieza el cambio.
Lo di vueltas y más vueltas, pero seguía alimentando la fábrica de sufrir, así más y más tiempo, sufriendo y es más ya era una víctima del sufrimiento, y cuando llegas a víctima y hechas la culpa a la vida o a tu entorno al tiempo etc, de ahí se pasa y llegas al victimismo es la mayor y peor nota que hay.
Y así estuve por lo menos como víctima unos 6 años.
Hasta que llegó la gota que llenó el vaso ya no había manera de continuar así y justo ahí aparece el cambio, es cuando te das cuenta que hay otra vida muy diferente a la que estabas viendo, y ahí empiezan, los libros, los audios, la meditación, y todo lo que antes no te valía, ni estabas preparando para ello en ese cambio lo buscas y pagas por ello.